La hiperhidrosis es un exceso de sudoración que afecta especialmente las manos, los pies, las axilas o la cara, La mayoría de las personas con esta afección se sienten avergonzadas porque afecta sus relaciones interpersonales y genera inseguridad, la toxina botulínica ha supuesto una auténtica revolución en el tratamiento de esta patología mejorándola de forma significativa, Su efecto se debe a un bloqueo en la función de las glándulas sudoríparas en la zona tratada que por tanto disminuye la producción de sudor.
¿EN QUÉ CONSISTE?
La Toxina Botulínica es la única alternativa no quirúrgica que consigue interrumpir la hiperactividad de las glándulas sudoríparas. El producto se infiltra en la zona afectada a través de una aguja extremadamente fina. Se trata de un procedimiento altamente tolerado, seguro y de demostrada eficacia, que mejora la calidad de vida.
Tras realizar una exhaustiva historia clínica para determinar si está o no indicado el tratamiento con Toxina botulínica, se realiza una prueba para delimitar la zona de sudoración.
Entonces, mediante microinyecciones con agujas muy finas se administran pequeñas dosis de toxina botulínica en la zona definida.